martes, 30 de abril de 2013

1984


Para quien leyó la novela de Orwen o disfruto de la película dirigida por Michael Radford y protagonizada por John Hurt y Richard Burton, no evitó imaginar horrorizado un mundo sin libertades y bajo la omnipresente  mirada del estado sobre todos los ciudadanos; a esto sumado al control del pensamiento por la manipulación de la historia. Tanto el libro como la película inicia con esta frase ¨Quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado¨.

Pero sin riesgos en caer en fanatismo, las nuevas tecnologías si bien nos prestan múltiples características  que ayudan a nuestra vida diaria, conllevan riesgos inminentes en la pérdida total de nuestra privacidad y lo que es peor bajo nuestro supuesto consentimiento; no estoy siendo alarmistas, el gran hermano el que todo lo ve es hoy por hoy el internet; y no es que no guste de utilizarlo pero esa sensación de anonimato que da estar detrás de una pantalla nos ha hecho creer que somos invulnerables cuando la realidad es lo contrario. Para comprender de lo que estoy hablando, cada vez que se ingresa al internet existe algo llamados cookies, los cuales guardan nuestra información personal o preferencias de búsquedas para el mejoramiento de los navegadores, páginas web, software de comunicación, redes sociales etc. Algunas alojan tu dirección IP, identidad cuasi inequívoca de tu computadora, otras tu ubicación por medio de un sistema global de posicionamiento GPS, otros tus preferencias de búsqueda, en Japón existen sistemas mediante carteles publicitarios en el metro te identifican para luego ofrecerte publicidad por internet (eso implica reconocimiento facial), apenas escribimos la primer letra de una búsqueda y el señor google mágicamente sabe a qué nos referimos, la publicidad que nos colocan está basada en  nuestras búsquedas, pero para lograr ese perfil de comprador, tuvieron que saber datos relevantes como nuestros datos personales y hasta los números de nuestra tarjeta de crédito (no crea usted que basta con borrar las cookies de nuestro ordenador, nuestra información está ya en los servidores de otros). De verdad el gran hermano lo sabe todo y no es a través de un sistema stalinista, si no de la economía de mercado que cada vez busca maneras más invasivas y sutiles de vender pues a nosotros ósea nuestros datos, en el gran internet el producto somos nosotros y existen empresas que cada vez se perfeccionan para ganar más dinero.

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